.+.+.+.+.+.+. Nephilim.+.+.+.+.+.+.
El camino hasta ahora ha
sido arduo. La ansiedad se ha convertido en el elemento más mortífero que haya
conocido para un viaje, y sin embargo, en un estado ya harto común para mí. Tal
vez me convierta en la próxima víctima mortal del aburrimiento. Pero ya estoy
muy cerca. Logro ver a lo lejos aquel edificio gigante, mi destino, pero más el
suyo… Su imponencia me hace sentir mínimo, una hormiga en una caja de arena
llamada Tierra; y siento un miedo inexplicable
al tiempo que crece mi asombro.
Ella está ahí, debería aliviarme,
pero si es también una hormiga más, tan pequeña, ¿podremos los dos con el
universo, solos?
La construcción que veo a lo
lejos es enorme, pero en realidad pequeña; la distancia disminuye su enormismo
para que quepa en la palma de mi mano. ¿Está tan lejos? Por alguna razón, me
consuela no estar tan cerca. Comienzo a conformarme con el juguete sobre mi
mano. Tan frágil… Pero si yo soy una hormiga, ¿qué será ella entonces? Me
siento sucio. Cerrar mi mano la mataría, tal vez. Deshago el hechizo y me aparto
de la ventana. Allá está ella. Quiso estar allí y pudo cumplirlo pronto; su
sueño, más que el mío. La gran ciudad, la ciudad sin nombre de ciudad, un
edificio. Yo solo la sigo. Qué tendrá de bueno ese frío gigante. He venido, voy
hacia allá para buscarla.
Aquel gigante debería
crecer, intimidar a los viajantes del tren con su grandeza, demostrarles a los
osados que no cabría en la mano de un dios. No lo hace, y aún así siento cada
vez que estamos más cerca. ¿Sentirá ella lo mismo aun sin saber de mi llegada?
Tiendo a creer que sí, que alguna especie de magnetismo nos enlaza, que se hace
cada vez más fuerte o insoportable, ¿será que me hago yo más débil?
Próxima estación: Edificio Nephilim
Las puertas se abrieron y la
suspicacia aumentó en él. La estación se encontraba bastante elevada y desde
ahí arriba no se veía al coloso más cerca que hasta hace algunos minutos.
Parecía que una niebla le impedía observarlo. Salió entre la multitud y se
encontró con la ciudad. “Solo vine por ella”, pero y ¿dónde quedó el edificio?
Desde allí abajo no le era posible ver nada. Solo la ciudad. Una ciudad sin
nombre o tal vez de nombre olvidado. ¿Era tan importante ese edificio?, ni
siquiera podía verlo. Se encontraba aún lejano; antes cabía en la palma de su
mano, ahora parecía no caber siquiera en su campo visual. “Tal vez sea la
noche”, se dijo y así lo aceptó. Extrañamente, comenzó a sentirse aún más
atraído por lo que buscaba. Ella se encontraba ahora más cerca. No sabía dónde
exactamente, pero la ansiedad lo invadió de pronto y echó a correr.
Sus pasos resonaban sobre la
ciudad. Paso tras paso, lo único en lo que pensaba era en encontrarla. La sentía tan cerca que era
imposible para él escapar de ese pensamiento.
Pronto se daría cuenta de lo
que era parte, que corría sobre una construcción única, que todo a su alrededor
estaba unido, y que aquello por lo que viajó se había disuelto allí, al igual
que él mismo.
.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.
Bien, bien. Sí, esta vez ha sido algo corto. Gracias por leer.
0 comentarios:
Publicar un comentario