Este año que se va (2014) se cumplen 100 años del inicio de la Primer Guerra Mundial (28 de julio de 1914). Y hoy, 24 de diciembre, conmemoramos algo que ya había sido ficcionado 2 años antes por el genial director de nuestro blog, Miki –zaz zaz– Salas: la tregua de Nochebuena que se dio, precisamente, en 1914 entre regimientos rivales de ingleses y alemanes ora porque era el primer año de guerra, ora porque, quizá, la Navidad es algo que está pensando para hermanarnos a todos… sea cual fuere nuestro bando.
Así, pues, comencemos con la ficción que, si bien con diferente batuta, intentará decirnos ¿qué pudo haber pasado entonces (en la mente de un soldado cualquiera)?



¡Frohe Weihnachten, dear in-imicus of mine!
(¡Feliz Navidad, querido en-emigo!)


¿Un salmo en inglés?  ¿Que nuestro cura lea un salmo inglés después que los tommies[1] entierren a sus muertos? En tiempos de guerra una cosa como esta no se debería permitir. El soldado austriaco recordó entonces a un viejo compañero suyo de la escuela estatal de su natal Linz que había visto enrolado, también,  para la causa. Lo recordó pensativo y escribiendo algo. Soldados como él, débiles, son los que no queremos… Pero, ¿cómo había degenerado todo esto? A las 19 horas, aproximadamente, un grupo de alemanes desafina estrofas de  Stille Nacht (Noche de paz) luego se escucha un tímido O come, All You Faithful (Adeste fideles o seguid, fieles) del otro lado de nuestras trincheras. Fue una respuesta inmediata. Había empezado el acabose. Como la mayoría de los nuestros trabajó en Inglaterra hasta su expulsión debido a la guerra sabían inglés… ¡respondieron cantando la misma canción pero en latín! Luego… un silencio impertérrito roto a la voz de ¡Frohe Weihnachten!, irrumpido por un ¡Merry Christmas! ¡No queremos disparar, es Navidad!, ya no importaba nada, ambos soldados de bandos rivales se estaba saludando. Al poco tiempo, intercambiaban anécdotas de guerra, cigarrillos, botones como muestra de su ¿aprecio?, ¿falso aprecio?, entre ambos, no sé… Fueron seguidos por más soldados que en Nochebuena hacían un pequeño alto al fuego. Impensable. De esto habrá de tomar represalias… levántese, soldado, me dijeron, lo necesitamos para armar el equipo. ¿Las nueve, las diez de la mañana? Estaban jugando fútbol… en medio de la nada, de la nieve… un tommy hacía las de barbero y cobraba cigarrillos… era el fin del mundo. Solo atiné a huir, a correr hacia un regimiento cercano a informar el hecho.

―¿A dónde irá ese fritz[2], Bairnsfather?

―Quizás se haya asustado… ―respondió Bruce Bairnsfather, segundo teniente. 1st Toyal Warwickshires―, intuye ―siguió mientras acariciaba lentamente el botón alemán que había intercambiado por dos de los suyos―, que mañana deberíamos matarlo, Frank.

―Deberíamos matarnos entre nosotros. ―concluyó Frank Richards, risueño.

 ―Ese es un austríaco bastante beligerante ―agregó un solado alemán a sabiendas que no sería entendido―. ¡Adolf! ―gritó inútilmente―, las tropas más cercanas están a millas de distancia!


.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.

Last but not least, un vid de Paul McCartney que podría contextualizarnos lo que pasó.






[1] Es así como se les decía a los soldados ingleses.
[2]  Es así como se les decía a los soldados alemanes.
La ficción de hoy está relacionada a una franquicia muy conocida. El 16 de diciembre de 1997 se emitió el episodio de Pokémon llamado "Dennō Senshi Porigon en japonés" o          "Soldado Computarizado Porygon en español". El episodio mostraba destellos muy rápidos entre el azul y el rojo, lo que causó que muchas personas, en especial niños, sufrieran las consecuencias. La ficción se adentra en la vida de un fan y de las acciones que ocurren a continuación.


Mi amigo Porygon


Antes de conocerte, mi vida era tan aburrida, que podía pasarme horas mirando la ventana, contando la cantidad de automóviles que circulaban. Pero eso ha cambiado, porque ahora hacemos  muchas cosas: dibujar, ver televisión, salir a la calle, jugar, y mucho más.  Me enseñaste lo divertido que es el mundo, de lo mucho que se puede hacer.

Y es verdad, Porygon, ahora soy muy feliz. Gracias por llegar a mi vida.

Entre las cosas que más recuerdo está el día en que mi madre me regaló el Gameboy junto con un cartucho de Pokémon Rojo. No me llamó la atención aquello, e  incluso intenté jugarlo un poco, pero lo abandoné después de ganar la primera medalla.

Luego de algunos meses, intenté jugarlo nuevamente. En esta ocasión logré llegar hasta el cuarto gimnasio. Me llamó un poco la atención el casino que se encontraba en ciudad azulona. Tras dar algunas vueltas, observé que se encontraban varios pokémon en venta. Allí es donde te vi, pero aún no nos hacíamos amigos.



Decidí que ganaría la cantidad máxima de fichas y compraría el más caro de la lista.

Me dirigí a las máquinas y empecé a jugar. Al principio me costó ganar fichas, pero yo disponía de mucho tiempo libre, así que sería cuestión de práctica. ¡Hasta que un día, finalmente lo logré.

Cuando te entregaron a mí, los pokémon me parecían copias nada divertidas de los animales.  Inclusive mi Squirtle me desagradaba mucho. Sin embargo, tu forma atrajo mi  atención. Así que decidí darte una oportunidad y te coloqué como primer pokémon dentro de mi equipo.

Es verdad que al principio no fue fácil, pero lentamente logré tomarte cariño. Fuiste el único pokémon que mantuve siempre en el equipo principal. Fuiste el primero en alcanzar el máximo nivel. Y, pese a perder en muchas ocasiones, te convertiste en mi  favorito.

El juego y los demás pokémon perdieron importancia. Simplemente prendía la consola para  verte (o mejor dicho, ver tu imagen en la pokedex) .  Y sin querer queriendo, tomé la costumbre de conversar contigo. Y cuando digo conversar, me refiero a las largas charlas que teníamos después de clases. Igual, no tenía ningún amigo allí.

Una vez decidí llevarte al colegio y jugar contigo allí, ¿lo recuerdas? Sí, fue demasiado divertido al principio. La clase me parecía más interesante, por el simple hecho de estar a mi lado. Luego la profesora me regañó por hablar en voz alta. ¡Qué susto! Pensé que me decomisarían la consola en la cual vives.

Así que decidí que era peligroso que fueras a la escuela. Con todo mi pesar, esperarías en casa. Yo también me siento solo sin ti. De todas formas, aún tenemos tiempo para pasarla juntos.



Sabes, Porygon, a veces quisiera que fueras real. Me gustaría tenerte cerca de mí y poder hacer las muchas cosas que hacemos. Me gustaría irme lejos, viajar contigo y buscar un hogar en donde nadie nos moleste y critique.

Hasta que apareció la serie animada. ¡Me emocioné mucho! ¡Realmente! Aunque yo te había imaginado, en el juego solo podías hacer algunos movimientos y sonidos. Y ahora, ¡ahora podría verte en acción, moviéndote libremente! Espero que algún entrenador tenga un Porygon como pokémon principal. ¡Sería genial!

Debo admitirlo, amigo, al principio mis expectativas eran muy altas. Pero al ver el avance de la serie y a ese roedor eléctrico como protagonista, me entristeció. De todas formas, al observar la serie, me percaté que sería cuestión de tiempo tu aparición.


Hoy es 16 de Noviembre. Veremos el capítulo de hoy. Ojalá aparezcas,amigo.

Espera un momento. ¡Por fin! ¡Por fin han hecho un capítulo sobre tí, Porygon!


- ¡Porygon! ¡Te ves genial!

- …

- ¡Equipo Rocket, no se roben al Porygon! ¡Delincuentes!

-…

- ¡Otro Porygon! ¡Rescátenlo, rescaten al primer Porygon! Pobrecito, van a abusar de él.

- …

- ¡Eso es, Porygon!

- …

- ¡Cuidado! ¡Porygon, sálvalos!

- …

- ¿Eh? ¿Vacuna? ¡Oh no!

- …

- ¡Cuidado,  Porygon! ¡Cuidado con las vacunas!

- …

- Estoy empezando a sentirme un poco raro, ¿Porygon?




No veo nada, la televisión se ve un poco borrosa. Me duele la cabeza. Siento que mi brazo hormiguea... creo que mejor apago la televisión. ¡No, espera! Veo a al otro Porygon, justo con los protagonistas, tratando de huir. Todos cruzan por un túnel antes que unos misiles – vacuna les impacten.



Y… vuelven los dolores.  Mi vista se vuelve a nublar. No puedo…

- ¡Takashi, amigo!

Miro a la pantalla, pero no puedo ver absolutamente nada. La voz no viene de allí, viene de otro lado.

- Takashi, a tu izquierda.

Miro hacia mi lado izquierdo, donde supuestamente había dejado mi consola, junto con mi amigo Porygon. En cambio, veo una figura familiar. ¡Es mi amigo, Porygon!

- Takashi, te necesito. El equipo Rocket se las ha arreglado para robar a otro amigo mío y están planeando robar pokémons de otros lugares?

- ¿Cómo? ¿Y Satoshi, Pikachu y los demás?

- Ya me ayudaron bastante. Aparte, quiero que tú me ayudes. De seguro que me ayudarás.

Al  escuchar sus palabras, sonreí y me subí al lomo de mi amigo Porygon. Estoy seguro que lo resolveré mejor que ellos. Me subo al lomo de mi amigo y ambos atravesamos el televisor.

-  Amigo, amigo Porygon… este lugar se está… poniendo… muy… oscuro.


Hola, escribí esta historia para contar lo que en verdad ocurrió cuando Richard Evelyn Byrd, el hombre que sobrevoló el Polo Sur por primera vez, descubrió que la Tierra era hueca y además... no podía divulgarlo.


Tercer encuentro


 “Un número interesante” pensó cuando apuntó un código de tres dígitos en su cuaderno. Solía contar los días del año. Desde pequeño había adquirido el hábito y nunca dejó de hacerlo, no sabía muy bien por qué.
333

Tripulaba un avión pilotado por Bernt. Harold y Ashley lo acompañaban, iban a ser los primeros seres humanos en sobrevolar el Polo Sur. O al menos así sería la versión oficial pues cerca de lo que debería ser el punto exacto que debían sobrevolar para escribir en un informe que su misión había sido un éxito, una caravana de criaturas no identificadas terminaban su recorrido en una gruta.

Una figura separada de la pequeña multitud que observaba el avión empezó a agitar sus brazos hacia el cielo y emitió un chillido largo. El piloto tuvo miedo, en esas condiciones las piruetas eran arriesgadas, pero a ninguno de los tripulantes le importó el brusco giro que hizo que casi se estrellen, volvieron a toda velocidad a la base Little America.

29 de noviembre de 1929. Cuarenta y dos hombres habían sido destinados a explorar el Polo Sur y el líder de la expedición respondió el llamado del sacerdote de unos seres no más altos que niños a pocos kilómetros de la base.

—Tu gente no está preparada para esto, tú mismo decidiste huir al notar nuestra presencia. Cuando los que te enviaron aquí lean tu informe y en él no describas nada de lo que sucedió con nosotros serás recompensado. Si haces pública nuestra existencia, dirán que perdiste la razón, perderás tu trabajo y prestigio. No te equivoques, ellos saben que existimos. Tenemos tratados con ellos y con muchas otras organizaciones. Estás muy lejos de casa. Vuelve pronto o te comerán mis amigos. El poder de un sacerdote es limitado y mi clase no suele tener bajo control a estas criaturas mucho tiempo.

Richard Byrd se quedó sin habla, sentía que el ser de profundos ojos negros podía escuchar sus pensamientos y trataba de contener deseos violentos de comérselo. Por un rato se sintió de chocolate en medio de niños hambrientos. Sabía que lo que decía aquel personaje era verdad. Su misión había sido planeada cuidadosamente y no se esperaba que encontrara nada. Quería decirle al sacerdote que su curiosidad científica le invitaba a acercarse más a la gruta ubicada en el polo, conocer cómo es que podía entender su voz si sus oídos solo escuchaban gruñidos y chillidos, pero tuvo miedo, no se sentía preparado. ¿Para qué ser un científico incapaz de divulgar sus descubrimientos? Sería devorado si no obedecía.

—Si quieres saber más de nosotros tendrías que transformarte en uno más y no volver.

No pudo aceptar la oferta y se sintió frustrado hasta el día en el que murió dormido deseando volver. Recordó entre sueños que días antes de acabada la expedición fue a buscar al sacerdote y al ser capturado recibió instrucciones: “Morirás en veintisiete años, tres meses y once días a partir del día en que nos conocimos; si hasta entonces conservas tu deseo de volver, nacerá en el centro de la Tierra un pequeñito con tus ojos y sabremos que eres tú. No podrás volver aquí de otro modo. Nadie podrá sin la autorización del gobierno que depende de nuestra autorización”.

Recibió una suave mordida del sacerdote intraterrestre y volvió con sus compañeros sin poder revelar nada de lo vivido ni explicar cómo sobrevivió lejos de su campamento durante tres días.
La ficción de hoy trata sobre las diversas notificaciones que el embajador estadounidense en Japón envió a los altos mandos del país. Lamentablemente, sus avisos fueron ignorados, con trágicas consecuencias ( y no solo me refiero a Pearl Harbor, sino a todas las muertes que ocurrieron a causa del conflicto). La ficción narra los acontecimientos a menor escala, como si los países se trataran de empresas. Espero sea de su agrado.


Puerto Perla


El “Puerto Perla”, conocido lugar de asentamiento de muchas embarcaciones, se encontraba particularmente ocupado. La U.S.A (“United Ships Association” o Asociación de embarcaciones unidas) había decidido atracar una buena cantidad de su flota en aquel puerto.  Y esto no le pareció nada agradable a cierta persona.

J.O. Richardson, conocido por mucho como el “Almirante” (debido a su gran popularidad entre muchos capitanes de las  embarcaciones) observaba disgustado el panorama. Había recibido órdenes directas del presidente del directorio de realizar aquella maniobra. Si hubiese sido cualquier otra, la hubiese aceptado con facilidad, pero el caso era distinto. Su experiencia como marino le mostraba una perspectiva muy peligrosa. Y más aún al saber el conflicto que mantenían diferentes empresas.

No pudo soportarlo más. Estaba decidido a hablar.

--

El “Almirante” tomó con prisa un taxi y se dirigió la oficina central de U.S.A., para conversar con sus superiores y expresar su disgusto. Al llegar a su destino, fue recibido con increíble rapidez, cosa que lo sorprendió increíblemente. Y no de manera positiva.

La secretaria, luego de recibir una llamada, guio a Richardson hasta la oficina del presidente, ubicada en el último piso. Ambos viajaron en un asensor distinto al resto. Al llegar a su destino, pudo observar unos cuantos muebles de color café a los lados de las enormes puertas blancas  que llevaban a la oficina. Con un leve movimiento de sus manos, la secretaria abrió las puertas.  Lo primero que pudo  reconocer, fue al hombre de avanzada edad que se encontraba mirando el horizonte desde la amplia ventana de su oficina. Aquella persona, al escuchar el saludo de su visitante, giró lentamente con ayuda de las muletas con las que se  sostenía y respondió:

- Siéntese, Richardson.
- Muchas gracias, Mr. President.

El “Almirante” dio una rápida mirada y encontró una silla de madera, en la cual se sentó.  Se aclaró la garganta y se preparó mentalmente para lo que diría.

- Mr. Presidente, con todo el respeto que usted se merece, vengo a darle las quejas por su más reciente decisión, de atracar a nuestra flota en el puerto Perla.  ¡Es demasiado peligroso e inconveniente! Primero, porque aquel puerto no tiene el suficiente espacio e infraestructura para mantener a nuestra flota. Segundo, Puerto Perla es muy vulnerable, la seguridad es malísima y podríamos sufrir robos o incluso otros atentados. Y finalmente, el Puerto Perla queda demasiado lejos del hogar de muchos de nuestra tripulación. Señor, no quiero faltarle el respeto, pero… ¡Hacer esto es una gran falta de tino!
- Vaya, así que me consideras un idiota -  respondió con tono firme el presidente, que permanecía de pie, pese a su clara discapacidad.
- Señor, no lo considero a usted un idiota, pero aquella orden es…
- ¡Basta! Usted ha sido contratado para una determinada tarea. Si quisiera sus consejos, lo contrataría como asesor, pero eso no es así.
- ¡Señor!
- Retírese – el presidente indicó la salida con un ademán- Queda delegado de su cargo. Recibirá el día de mañana una llamada con las instrucciones de su nuevo trabajo.
Richardson se retiró muy perturbado. Lo había dicho bien. Demasiado bien. Bajó por el ascensor completamente solo, considerando una terrible posibilidad.
- Espero que no esté planeando… entrar en aquella guerra, Mr. President. – pensó.

Mr. President, Franklin Roosevelt

Al presidente de U.S.A. Franklin D. Roosevelt no le agradaba mostrar signos de debilidad alguna. Incluso cuando se enfermó de poliomielitis, evitó en lo máximo posible verse como un ser discapacitado y débil. Esa terquedad era característica del presidente. Cuando el presidente decidía algo, no había marcha atrás y se realizaba.
Y aquello no era la excepción.

Sus asesores lo convencieron de intervenir en el conflicto sin cuartel entre varias empresas. Y no era un conflicto únicamente económico. Las empresas en disputa se enfrentaban directamente, destruyéndose oficinas, enviando sicarios a asesinar empleados, destruir materiales de fabricación, etc.  Inclusive esta guerra había llamado la atención de algunos medios de comunicación por varios días, pero extrañamente se dejó de hablar del tema. Incluso algunos afirman que la policía estaba envuelta en el conflicto.

Un enfrentamiento atroz, del cual U.S.A. quería ser parte. Un enfrentamiento que  traería graves consecuencias para todos. Un enfrentamiento sangriento. El propio presidente declaró que no intervendría en conflictos ajenos, cosa que alegró a muchos de los empleados.  Sin embargo, cuando ocurrió la guerra, prometió al presidente de una compañía asociada a la suya, de intervenir.

Roosevelt ya se encontraba preparado. Incluso ya sabía lo que ocurriría. Incluso había diseñado, junto con sus asesores, diferentes formas para intervenir en la batalla.

En otro lado de la ciudad, dos hombres que trabajaban en un complejo empresarial, como representantes de distintas empresas, decidieron ir a comer. Uno de ellos era Joseph Grew, representante de U.S.A y el otro era Ricardo Rivera,  un representante de una empresa textil poco conocida. Ambos coincidían en sus horas y lugares de almuerzo. Por ello, terminaron entablando una gran amistad. 

Gracias a esa amistad, Rivera avisó a su compañero Joseph del inminente peligro: la empresa constructora de aeroplanos “Kami no Kaze”,  planeaba un atentado contra alguna de sus flotas. Por supuesto, Joseph lo notificó, pero no recibió respuesta.
De todas formas, el tema siempre volvía aparecer entre sus conversaciones.
Ambos estaban almorzando en un restaurante japonés cercano. Y Joseph, mirando lacónicamente su plato de comida, mencionó:

- Ricardo, aún no me han hecho caso.
- Eso es muy preocupante, Joseph – respondió Ricardo.
- ¿Crees que hice algo mal?
- Pues… no lo creo.
- Rayos, necesito una prueba. Algo convincente. Algo verdadero.
- Pues… ¿Quieres que te ayude?
- ¿Qué? ¿Cómo?


Joseph Grew
Ricardo Rivera señaló a un hombre con rasgos asiáticos que comía cerca a ambos. Joseph no pudo entenderlo, pero guardó silencio. Ricardo se acercó a aquel hombre y, luego de una breve conversación, ambos continuaron haciendo lo suyo.

Joseph miró todo eso desde su sitio. Quiso preguntarle a su compañero sobre lo que había hecho, pero él ya se encontraba en la puerta, dispuesto a retirarse.

 Varias horas después, Ricardo entregó un sobre cerrado a su amigo y se fue. Joseph se quedó con muchas preguntas sin responder. Cosa que, al abrir el sobre, se responderían.

En ella encontró un documento escrito en japonés, con varios detalles referentes a un ataque que realizarían en el puerto perla. Inmediatamente, envió los documentos vía fax al presidente de la empresa, a sus consejeros, a su secretaria, y a otros cargos importantes.

No recibió respuesta.

Preocupado por el destino de su empresa, Joseph Grew se tumbó en su cama, mirando el techo en silencio.

En cambio, el presidente Roosevelt, el cual desechó los documentos que recibió recientemente vía fax, sonreía satisfecho. Faltaba muy poco, realmente poco.

Aquí Zack. Pablo, o Hao, como quizá aparezca luego por aquí, tiene impedido saludar apropiadamente hoy, pero nos dejó listo su texto sobre Giuseppe Campuzano, un hombre que dedicó parte de su vida a sacar de la oscuridad histórica, y por tanto de su marginalidad, a los travestis del Perú. Fallecido un día como hoy, hace un año (09/11/2013), nos dejó como herencia el Museo Travesti del Perú. A continuación, un texto para conocerlo un poco, y también para recordarlo...


La protagonista

Las luces de neón ¿hacían juego con el maquillaje, con la ropa? La preocupación era otra, los tacos aún rechinaban en la pista. La electrónica mil veces bailada, performada, perforada, por ti, seguía siendo la misma. Todas seguíamos aquí más o menos talqueadas, vestidas como mujeres, sabiéndonos minoría. Música fea, huachafa, xtravaganza, identidad, bitch. La fiesta se había agotado en sí misma: quedaba el largo camino a casa, trasvestida, hundida, traginada. ¡Maricón! ¡Cachahombres! Entonces sabías que la fiesta no terminaría nunca: la liturgia de lo  travestido no terminaba sino para empezarla de nuevo. El continuum de voces te seguía hasta que no quedaba otra que correr, porque sí, te creían la puta travesti y los policías, las motos, los mismos de siempre. ¡Más luces y que viva la fiesta! ¡Tú eras, como siempre, la protagonista!

Sujeto marginal, portadora de ETSs, promiscua, me defino como explorador de mi cuerpo, galán versátil, ¡moderno! Te reías y nos decías que no importaba si no entendían, la cosa era subvertir el estado a lo cabro y no entendíamos lo que nos decía un tipo con un polo de estampado de dos tetas: “la naturaleza es solo la incertidumbre” el objeto no se puede conocer del todo mediante la percepción sino mediante la mutación, entiendo, entonces las imágenes cargadas de fondo gris, blanco, negro, rosa: el DNI tamaño macro, rosado, nos hace ver la nómina de un hombre de rostro distorsionado, andrógino, marginal, maricatú. Era el Museo Travesti del Perú, eras tú mismo, la Virgen Dolorosa, la protagonista.


A un año de la muerte del activista cuir Guiseppe Campuzano.

DNI (De Natura Incertus), 2009, Giuseppe Campuzano

¡Hola amiguitos! Aquí Liàre (¿y también Zack?). Hoy hablaremos sobre cosas lindas y amorosas que matan gente o que mataron gente o que manipularon gente para matar más gente. ¿No es lindo acaso? Hoy en un día tan adorable en el que todos se visten de fantasmas, zombis, personajes de películas y toda clase de cosas que pueden haber, ¡en su versión sexy! (sexy enfermera del ébola, ¡tú te llevas el premio!)
Sin más preámbulos y divagaciones:


09. Vlad Draculea, el Empalador (1431-1476): Conocido por ejecutar a sus enemigos, a los taidores y delincuentes mediante el empalamiento (imagine cuerpos humanos atravesados por un palo de 3.50 m). El sentido moral y patriótico de Vlad III era muy fuerte. No te gustaría tenerlo como enemigo.

08. Charles Manson (1934-): Pegarse a una canción nunca fue tan oscuro como lo que le pasó a Manson con Helter Skelter, de The Beatles. Él creía fervientemente que esta canción anunciaba una guerra de razas, y que estaba llamado a iniciarla con sus asesinatos, que en ocasiones llevó a cabo con ayuda de sus seguidores, a quienes llamaba La Familia.

07. Ed Gein (1906-1984): Robar cuerpos de mujeres recién fallecidas y utlizar su piel, huesos y órganos para hacer objetos de uso cotidiano era su hobbie. Confesó haber matado solo a dos mujeres.

06. El Zodíaco: Asesino serial cuya identidad aún se desconoce. Un tipo que mataba gente con, al parecer, el único objetivo de reírse de la prensa y la sociedad.El Zodiaco anunciaba sus crímenes mediante cartas a algunos diarios estadounidenses. Responsable de 37 asesinatos, según una de sus cartas, de los cuales solo cuatro fueron confirmados.

05. Jack el destripador: Con una identidad completamente desconocida, Jack fue el antecesor de Zodiac en lo burlón y en las cartas. Este personaje, sin embargo, tenía como víctimas especialmente a mujeres prostitutas. Las referencias a Jack en la cultura popular son numerosas.

04. Lady Bathory (1560-1614): Históricamente, la mujer con mayor cantidad de personas en su lista de asesinados. Se dice de ella que se bañaba en la sangre de jóvenes mujeres para no envejecer.

03. H.H. Holmes (1861-1896): ¿Te gustan las casas de terror? El Dr. Holmes ha diseñado una especialmente para ti. En el Castillo de Holmes usted se sentirá realmente (lo estará) encerrado en un laberinto lleno de trampas que atentan contra su vida. Ni qué decir que cuenta con cámaras de gas y toboganes que lo lleven directamente a ser disuelto en ácido.

02. Josef Mengele (1938-1945): Médico, antropólogo y oficial alemán nazi. Conocido por sus experimentos realizados con humanos en el campo de concentración de Auschwitz. Estos experimentos iban desde inyecciones de sustancias químicas, amputaciones, entre otras prácticas inhumanas. Todo esto, con el fin de probar la superioridad de la llamada raza aria.

01. Gilles de Rais (1405-1440): Un amigo de Juana de Arco (quizá el que más se creía sus visiones) durante la Guerra de los 100 años. Próximo a la ruina, este aristócrata se vuelve altamente supersticioso y acude al esoterismo, buscando recuperar su fortuna. Estas creencias lo llevaron luego a la magia negra, por la que comenzó a realizar sacrificios humanos, en especial niños. El número de niños desaparecidos supera los 1000.

Tanto tiempo sin vernos... Se diría que han pasado milenios. Ok, no.
¡Calico Jack! Un pirata, con su propia Jolly Roger(el nombre de las banderitas piratas), tuvo en su tripulación a dos famosas mujeres piratas, Anne, su amada, y Mary Read una pirata que se vestía de hombre. Y así, la ficción:



Pelea de bar

Calico Jack nunca tenía miedo. Jamás sentía una onza de pánico. Había peleado con tiburones, había besado a una sirena y luego traído su cráneo; toda clase de cosas se decían de él. Calico Jack, nunca tenía miedo y decían que peleaba mejor borracho que sobrio.
  Lo cierto es que un día de octubre, ya nadie recuerda cuál, de 1720 N.E.G. atraparon a Calico Jack. Las circunstancias son oscuras,  ya que el planeta de las Bahamas hacía tan solo un par de años era conocido como la “República Pirata”. Su por entonces gobernador, Wooder Rogers, era un hombre obtuso, como lo son muchos marineros, pero comprendía el peligro que un ruin pirata traía consigo, por eso, antes de librar las Bahamas de toda la gentuza de espacio, les dijo que les absolvería si se presentaban ante él. 


Muchos piratas acudieron, fueron perdonados por sus crímenes y siguieron siendo piratas. Eso no importaba, en parte porque Wooder Rogers era amigo de piratas y también porque nadie cuerdo visitaba las Bahamas a no ser que tuviera ya de por sí algo de criminal en ellos.
Rogers era un hombre en el que no se podía confiar, si ya de por sí no se infiere, era amigo de piratas y cazadores de piratas y hombres de ley también, si le era conveniente.  Y Calico Jack no era el hombre más razonable, bebía demás y sus actos de piratería seguían rampantes por las lunas de las Bahamas y los planetas circundantes.
Había algo que le molestaba más que ninguna otra cosa, Mary Read, una mujer pirata, lo había humillado. No solo se le había escapado antes, también le había demostrado su habilidad superior con la espada láser, perdonándole la vida solo porque flotas aliadas llegaban con rapidez.
-Te haces llamar marinero. Te regodeas de ser el que traerá orden a las Bahamas y pierdes contra una mujer.- Acto seguido, le escupió, agarró una de las naves de emergencia y escapó. 
La verdad era que Mary Read era uno de los piratas más hábiles en las peleas de cuerpo a cuerpo. Era ágil, sí, pero su fuerza era algo de temer. La rapidez con la que respondía y maniobraba a sus oponentes tenía una inteligencia nata. El propio Calico Jack había sido vencido en el primer duelo que tuvieron, cuando creía que cortejaba con su amada, también pirata Anne Bonny. No por eso dudo ni un momento a la hora de unirla a su tripulación.
-¡Pero qué hábil que eres, mujer! ¡Y yo que pensé que Anne era única, con esa manera suya de derrotar a otros piratas más dotados con fuerza física! ¿Has visto su puntería, eh, Read?- Jack reía estruendosamente y bebía cada que podía de su botella de ron- ¡Eh, tú, robot!
-Soy R. Jaden Dwight, capitán. – Su piel era morena y tenía el cabello corto.
-¡Y a mí que me interesa el nombre de un robot! ¡Tráeme otra botella de ron, es más, tráeme tres!
Así se había generado una hermosa y peligrosa amistad entre estos tres piratas, de tener sus sables en sus gargantas, a beber y a saquear a otros marineros. Aquí es cuando entra en la ecuación Jonathan Barnet. Pirata que oyera su nombre, a menos de que no fuera el reconocido Barbanegra u otro de similar reputación, huía despavorido.
Jack, sin embargo, no sabía que Rogers lo había declarado pirata y ahí estaba él, bebiendo, como siempre con Anne y Mary, y todos reían en el bar, sucio y amarillento. El tabernero también reía, pero en su cara había otra expresión, en la inflexión de su voz se entendía que el miedo hablaba y tal vez, el conocimiento que algo horroroso ocurriría.
El estruendo de la puerta, despertó a Jack.
-¡Pero si es el renombrado Jack!- Su voz era casual y hasta armoniosa. Barnet hablaba así, con un tono respetuoso, como si acariciara sus palabras antes de escupirlas.
 Silencio, repentino, mordaz. No había necesidad de decir nada, pero la confusión quemaba.
-¿No me vas a invitar a beber?-El cazador se había acercado hasta la barra y tenía al pirata a un brazo de distancia.
-¡Huh! ¡Miren a quien tenemos aquí, compañeros! Si no es otro que Barnet el caza piratas.- ¿Invitar? ¡Toma esta botella!-La intención fue clara, pero su brazo fue detenido por su contrincante. Anne intentó sacar su revólver, pero pronto el grupo de cazadores estuvo peleando brazo a brazo contra los piratas, había ya en el suelo pedazos de orejas y de brazos. Gritos de dolor, sangre.  Barnet disparó a Calico, Calico intentó sacar su arma, estaba demasiado borracho, su coordinación era mínima. Recibió una patada de un cazador. Anne y Mary pelearon fieras, las que más dieron pelea. Pero la mujer de Jack estaba encinta y Mary fue rodeada por tres Cazadores, le cortó la nariz a uno con su navaja láser, le cortó el dedo a otro y casi le arranca la oreja completa al que ya no tenía nariz. La respuesta fue más violencia, Read fue dejada irreconocible. Calico perdió el conocimiento, pero antes Barnet, fan de destruir mitos, le dijo:
-Parece que no peleas mejor borracho- y soltó una risa corta, casi formal.

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La ficción de hoy no trata sobre el bloqueo económico que sigue teniendo Cuba, por parte de su vecino, Estados Unidos de América. Hoy, hablaremos un evento relacionado a "la crisis de los misiles en Cuba", el bloqueo naval que le impuso Estados Unidos al enterarse que en Cuba se estaba preparando una base nuclear con  apoyo de la Unión Soviética. Creo que sería muy tedioso el escribir mi opinión respecto al tema.  Solo les pido que lean lo que presentaré a continuación.


El bloqueo de los barcos de juguete

No deberías preocuparte por ellos dos. Se tratan así desde hace tiempo.  Y no me pidas explicaciones, la historia de esos dos abuelitos es algo larga. En serio.


Bueno, veo en tu rostro mucho interés, así que haré una excepción. No te contaré toda la historia, sino te contaré un suceso en particular, para que te percates de cuál es el tipo de relación que tienen.

Este acontecimiento ocurrió hace muchos años, cuando ambos eran apenas unos niños. 
Ambos nacieron en la misma ciudad. Para agregar, eran vecinos. Sus padres no se llevaban muy bien que digamos.  Un problema con deudas e hipotecas que no conozco del todo. Es por ello que ambos no se llevaban bien.

Estados Unidos, de ojos azules, tez clara y cabello rubio, siempre ha sido arrogante. Se considera el dueño de todo y suele actuar en ocasiones de forma violenta, todo para hacer cumplir sus deseos. Cuba, el de ojos café, piel oscura y cabello castaño oscuro, ha ido cambiando de personalidad. En un principio se le había dicho que era menos, que debía obedecer a los chicos “blancos”. Eso lo había creído por un tiempo, hasta el momento en el que cumplió 5 años, en el cual se rebeló totalmente a los principios que le habían impuesto. Tenía una actitud rebelde, desobediente y también violenta.

Los problemas entre ambos niños eran inevitables. Vecinos y con ideales totalmente opuestos, llegarían a chocar.

Y la cosa empeoró.

Era un día como cualquiera. Los padres de Cuba le habían rogado a que jugara con Estados Unidos. Cuba, por supuesto, odiaba a muerte a su vecino y no quería verlo. El otro niño había escuchado por parte de sus padres que su vecinito empezaría a comportarse como debía.  Esto tranquilizó a Estados Unidos y no dijo nada más.

Ambos se reunieron en una pequeña plaza, la cual tenía como novedad, diversos juegos recreativos: columpios, sube y baja, toboganes, cajas de arena, etc. Estados Unidos tomó del brazo a Cuba, se subió a un columpio y le ordenó a Cuba:

- Oye, empújame.
- ¡Nunca! – le respondió el otro niño.
- ¡Empújame! ¡Es una orden!
- ¡No! ¡Nunca! ¡Jamás! ¡Muérete! – Gritó Cuba, cada vez más fuerte.
- ¿Ah, sí? – Estados Unidos se bajó del columpio y le apuntó con el dedo índice – Tus padres lo lamentarán. Le diré a mi papi, y mi papi les aumentará la deuda a tus padres.
- ¡No me importa! ¡Cuando crezca, no necesitaremos de ti y tu cochino dinero!
- Eres un tonto, negro.
- Paliducho.
- Feo.
- Debilucho.
- ¿Ah sí?

Estados Unidos dirigió su pequeño puño hacia el rostro de Cuba, el cual lo esquivó. A su vez, Cuba le dirigió una patada. A Estados Unidos le dolió el golpe, pero lo resistió y tomó de los cabellos a Cuba, continuando su pelea en el suelo. La pelea terminó, con ambos muy sucios y molestos.


El nuevo amigo de Cuba, Unión Soviética (URSS para los amigos).

¿Aún no entiendes por qué cuento todo esto? Todo a su tiempo, aún no hemos acabado.
Resulta que Cuba se empezó a hacer amigo del peor enemigo de Estados Unidos, Unión Soviética. Una historia larga,  que tal vez te cuente otro día. Bueno, resulta que Unión Soviética se había interesado en Cuba, había escuchado sus deseos y le había dicho que podía ayudarlo, a cambio de algo. Unión Soviética quería tener un lugar más cercano en donde vigilar mejor a Estados Unidos. Pero su idea no era simplemente la de vigilar.

Cuba aceptó contento. Estaba feliz de tener a un nuevo aliado, un presumible amigo. Y él quería gritarlo a los cuatro vientos. Quería que todo el mundo supiera que Unión Soviética era su amigo y que se quedaría de visita y traería sus juguetes.

Esa idea no le agradaba a Unión Soviética. Él prefería mantenerlo en secreto. No quería que Estados Unidos se enterase de ello. Cuba se negaba, en muchas ocasiones. Finalmente, Unión Soviética convenció a su nuevo amigo que mantuviera el acuerdo y su amistad en completo secreto.

En el transcurso de los días, Unión Soviética empezó a mover sus juguetes y algunas cosas más. Trataba en lo sumo posible el evitar ser escuchado, ser visto.  Sin embargo, ambos no contaban con un detalle muy importante, que Estados Unidos se había enterado de lo ocurrido y tomaría medidas.



Estados Unidos siempre tenía ideas extravagantes. Podía darse ese lujo, ya que sus padres tenían dinero. Así que tomó todos sus barcos de juguete,  soldados, tanques y muchas armas de juguete y las colocó alrededor de la casa de Cuba. Todo esto no lo hizo solo. Amenazó a muchos otros niños del vecindario y todos juntos, con Estados Unidos al frente, se colocaron en la puerta de la casa de Cuba.

Estados Unidos gritó:

- Desde este momento declaramos a Cuba como enemigo de todos nosotros. Se ha hecho amigo de alguien que busca hacernos daño. Así que desde este momento, nadie entrará o saldrá de aquí. 


Cuba quería salir y darle unos cuantos golpes a Estados Unidos, pero sus padres lo detuvieron. Así que  nada pudo hacer.

¿Cómo acabo todo? Pues, acabó mal para Cuba. Su “amigo” Unión Soviética se llevó todos sus juguetes a su casa, con algunas condiciones que acordó junto con  Estados Unidos.  Y el resto es historia. Desde aquel día, hasta ahora, Cuba no ha podido comprar productos hechos por las empresas de Estados Unidos (claro, las heredó de su padre y las administra hasta ahora), pero de todas formas se hablan de vez en cuando, aunque siempre terminan discutiendo e insultándose.