Zai, un ángel oscuro(Escritora) |
Hoy, hace
un tiempo atrás vi algo inusual. Algo tan propio como impropio de la calidad
humana.
¿Es el
egoísmo un motor más fuerte que la misantropía?
Admitan que
todos aquellos que han grabado su nombre en la historia se han ido con una sola
idea en la mente (Lo sé, me lo han confesado cuando he ido a recoger lo que
creen suyo, pero que no es más que un mero préstamo de los caprichosas esferas
del cielo) Esa idea es su pasión, por la que queman su vida. Así lo hizo
Einstein quien no quiso ser relojero y en cambio…
Asimismo,
esta joven y aventurera pareja que me regalaron una sonrisa como ninguna cuando
fui a verles…
Redención.
¿Estás
ahí?- preguntó ella.
Sí.-
respondió él con su vernacular acento imposible de despegar de sus palabras.
¿Tienes
miedo?
No.-pausó un
momento.- estoy decepcionado.
Yo.- le
interrumpió.- nunca te dije la verdad.
Él dudó un
momento. -No. Es decir...a ver, señorita Bonnie, no empiece a buscar en su cabecita
palabras muy complicadas.
Ella sonrió
doliéndole la sonrisa un poco; una muestra de ironía de parte de Dios.
Me acuerdo
de ese día.- continuó ella.- ¿te acuerdas tú?
Las
imágenes danzaban en sus frentes: el día del desafío con su "Si eres un
criminal ¿por qué no robas esa tienda? O el día que la primera muerte tiñó de
sangre su reputación...
No elegimos
donde nacemos. Eso no es para nada nuestra culpa. ¿Y en qué medida es culpa
nuestra que las cosas se queden así?
Para ellos,
el cambio no era un privilegio; era su necesidad más pura y honesta. Llegaron a
un mundo lleno de reglas impuestas por gente que no pensaron más que en sí
mismos. Era hora de imponer, de la misma manera violenta e intempestiva, las
reglas de la nueva era. Las reglas de los que tenían espíritu
inquebrantablemente indómito.
Ese
bastardo, si me disculpa la expresión, mi señorita, va a pudrirse en el
infierno, se lo aseguro.- Enfatizó.
¿Y nosotros
qué?-Las firmes palabras de Bonnie hicieron eco en la fría sala donde sus
cuerpos descansaban bajo la oscuridad de la ignorante medicina forense de la
época.- ¿Existirá algo tan dulce como la piedad?
A veces las
acciones no son respaldadas por la ética o la moral. ¿Importaba eso?
Importaba
que sus acciones no quebraran sus espíritus. Después de todo, aquella moralidad
era la fachada que extinguía las voces y esclavizaba las almas.
Bonnie
soltó una carcajada. Clyde no comprendió. Aunque el hecho de no comprender se
sentía bien al lado de Bonnie. Ella era su guía.
¿Me lo dice
a mí, señorita? Se robaron parte mi meñique. Una suerte haber estado muerto
cuando pasó.
Todo miedo
que Bonnie sintiera desapareció. No lo entendía, pero se sentía bien al lado de
Clyde. Él era su protector.
Estoy
lista.- por fin dijo ella. Entregándose a la lluvia de plumas negras que caían
desde el cielo. Los ángeles oscuros habían venido a buscarlos.
0 comentarios:
Publicar un comentario