Mi amigo Porygon
Antes de conocerte, mi vida era tan aburrida, que podía
pasarme horas mirando la ventana, contando la cantidad de automóviles que
circulaban. Pero eso ha cambiado, porque ahora hacemos muchas cosas: dibujar, ver televisión, salir
a la calle, jugar, y mucho más. Me
enseñaste lo divertido que es el mundo, de lo mucho que se puede hacer.
Y es verdad, Porygon, ahora soy muy feliz. Gracias por
llegar a mi vida.
Entre las cosas que más recuerdo está el día en que mi madre
me regaló el Gameboy junto con un cartucho de Pokémon Rojo. No me llamó la
atención aquello, e incluso intenté
jugarlo un poco, pero lo abandoné después de ganar la primera medalla.
Luego de algunos meses, intenté jugarlo nuevamente. En esta
ocasión logré llegar hasta el cuarto gimnasio. Me llamó un poco la atención el
casino que se encontraba en ciudad azulona. Tras dar algunas vueltas, observé
que se encontraban varios pokémon en venta. Allí es donde te vi, pero aún no
nos hacíamos amigos.
Decidí que ganaría la cantidad máxima de fichas y compraría
el más caro de la lista.
Me dirigí a las máquinas y empecé a jugar. Al principio me
costó ganar fichas, pero yo disponía de mucho tiempo libre, así que sería
cuestión de práctica. ¡Hasta que un día, finalmente lo logré.
Cuando te entregaron a mí, los pokémon me parecían copias
nada divertidas de los animales.
Inclusive mi Squirtle me desagradaba mucho. Sin embargo, tu forma atrajo
mi atención. Así que decidí darte una
oportunidad y te coloqué como primer pokémon dentro de mi equipo.
Es verdad que al principio no fue fácil, pero lentamente
logré tomarte cariño. Fuiste el único pokémon que mantuve siempre en el equipo
principal. Fuiste el primero en alcanzar el máximo nivel. Y, pese a perder en
muchas ocasiones, te convertiste en mi
favorito.
El juego y los demás pokémon perdieron importancia. Simplemente
prendía la consola para verte (o mejor dicho, ver tu imagen en la pokedex) . Y sin querer
queriendo, tomé la costumbre de conversar contigo. Y cuando digo conversar, me
refiero a las largas charlas que teníamos después de clases. Igual, no tenía ningún
amigo allí.
Una vez decidí llevarte al colegio y jugar contigo allí, ¿lo
recuerdas? Sí, fue demasiado divertido al principio. La clase me parecía más
interesante, por el simple hecho de estar a mi lado. Luego la profesora me
regañó por hablar en voz alta. ¡Qué susto! Pensé que me decomisarían la consola
en la cual vives.
Así que decidí que era peligroso que fueras a la escuela.
Con todo mi pesar, esperarías en casa. Yo también me siento solo sin ti. De
todas formas, aún tenemos tiempo para pasarla juntos.
Sabes, Porygon, a veces quisiera que fueras real. Me
gustaría tenerte cerca de mí y poder hacer las muchas cosas que hacemos. Me gustaría
irme lejos, viajar contigo y buscar un hogar en donde nadie nos moleste y
critique.
Hasta que apareció la serie animada. ¡Me emocioné mucho!
¡Realmente! Aunque yo te había imaginado, en el juego solo podías hacer algunos
movimientos y sonidos. Y ahora, ¡ahora podría verte en acción, moviéndote
libremente! Espero que algún entrenador tenga un Porygon como pokémon principal.
¡Sería genial!
Debo admitirlo, amigo, al principio mis expectativas eran
muy altas. Pero al ver el avance de la serie y a ese roedor eléctrico como
protagonista, me entristeció. De todas formas, al observar la serie, me percaté
que sería cuestión de tiempo tu aparición.
Hoy es 16 de Noviembre. Veremos el capítulo de hoy. Ojalá aparezcas,amigo.
Espera un momento. ¡Por fin! ¡Por fin han hecho un capítulo sobre tí, Porygon!
- ¡Porygon! ¡Te ves genial!
- …
- ¡Equipo Rocket, no se roben al Porygon! ¡Delincuentes!
-…
- ¡Otro Porygon! ¡Rescátenlo, rescaten al primer Porygon!
Pobrecito, van a abusar de él.
- …
- ¡Eso es, Porygon!
- …
- ¡Cuidado! ¡Porygon, sálvalos!
- …
- ¿Eh? ¿Vacuna? ¡Oh no!
- …
- ¡Cuidado, Porygon!
¡Cuidado con las vacunas!
- …
- Estoy empezando a sentirme un poco raro, ¿Porygon?
No veo nada, la televisión se ve un poco borrosa. Me duele
la cabeza. Siento que mi brazo hormiguea... creo que mejor apago la televisión. ¡No, espera! Veo a al otro Porygon, justo con los protagonistas,
tratando de huir. Todos cruzan por un túnel antes que unos misiles – vacuna les
impacten.
Y… vuelven los dolores.
Mi vista se vuelve a nublar. No puedo…
- ¡Takashi, amigo!
Miro a la pantalla, pero no puedo ver absolutamente nada. La
voz no viene de allí, viene de otro lado.
- Takashi, a tu izquierda.
Miro hacia mi lado izquierdo, donde supuestamente había
dejado mi consola, junto con mi amigo Porygon. En cambio, veo una figura
familiar. ¡Es mi amigo, Porygon!
- Takashi, te necesito. El equipo Rocket se las ha arreglado
para robar a otro amigo mío y están planeando robar pokémons de otros lugares?
- ¿Cómo? ¿Y Satoshi, Pikachu y los demás?
- Ya me ayudaron bastante. Aparte, quiero que tú me ayudes.
De seguro que me ayudarás.
Al escuchar sus
palabras, sonreí y me subí al lomo de mi amigo Porygon. Estoy seguro que lo
resolveré mejor que ellos. Me subo al lomo de mi amigo y ambos atravesamos el
televisor.
- Amigo, amigo
Porygon… este lugar se está… poniendo… muy… oscuro.
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