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.+.+.+.+.+.+. CAÍN: La máscara de auqui - Capítulo 1.+.+.+.+.+.+.
Esa noche soñé con el Julián. Se le veía pálido, blanco como
si se hubiera ahogado y saliera recién del agua después de días. Pero no me
asusté en el sueño, no sé por qué. Me pareció normal, que estaba bien, que así
era él. Vino a saludarme a la casa y nos tomamos un traguito. Era como las
nueve de la mañana. Raro es tomar a esa hora, ¿no? Sí, pues. Pero ahí tomamos
un llonque que tenía a la mitad desde la semana anterior por el cumpleaños de
mi suegro. Cuando desperté la botella estaba igualita a como la dejé, menos mal
o me asustaba. Pero sí lo busqué a Julián ese día. Fui a su casa pensando que
le había pasado algo malo de repente. Me dijeron que salió temprano, como a las
cuatro de la mañana, que no dijo nada. Eso me dijo su mujer.
"¡Julián!", le había dicho, "¿dónde vas, Julián?", pero no
le escuchó.
Él a veces hacía esas cosas. Salía y se iba a rezar a la
puna, pero regresaba rápido para trabajar en su chacra. De día era así, en la
noche curaba. En el sueño lo vi blanco blanco, y no recuerdo qué conversamos,
pero me miró a los ojos y, eso sí lo recuerdo, me dijo que las cosas cambiarían.
"Confía en mí", me dijo, y ahí sí me dio miedo. Un mal ánima debe
haber sido que lo seguía y por eso rezaba más allá arriba.
Regresó con frío ese día, sobándose los brazos, y se fue a
dormir. "Estoy cansado", decía, y se sonrió cuando le conté del
sueño. Su mujer estaba preocupada. Amaneció con fiebre y no quería hablar con
nadie.
Conversé con él más después, como a los dos días. Lo visité
en su casa. Estaba solo, excepto por su pequeño nieto, que jugaba afuera. Él me
llevó hasta el cuarto y luego salió corriendo. Le daba miedo creo. Qué habrá
sentido, pues, el Julián le quería mucho.
Ahí estuve un rato hasta que me dijo que le había sucedido
algo increíble. "No me lo vas a creer, Martín", decía, "pero
tampoco te lo puedo contar". Con algún ánima debe haberse encontrado,
porque estaba muy afectado. ¿Qué cosa has visto?, le pregunté. "La sombra
de mi maestro". No dijo más. No me dijo que todo iba a estar mejor o que
las cosas cambiarían, como en el sueño, pero cuando se puso bueno comenzó a
hacer maletas. Muy sospechoso lo veía ya la gente. Solo hablaba conmigo y con
su esposa y su nieto. Y cuando llegó su hijo a llevarse al Josecito tampoco
habló con él.
Para Lima dicen que se fue. Yo no sé, pero ese día no subió
a rezar, salió de frente de su casa, con su esposa, en silencio. Dicen que
sabía de Sendero, que se estaba escapando o que él era un terruco él mismo y
que sus largas jornadas en la puna eran
reuniones con los cabecillas o la gente armada, que les había hecho un favor y
que su enfermedad era una mentira. Un traidor de los apus.
¿Qué pienso yo? Yo me acuerdo solo de una sola cosa, de su
cara pálida y su miedo. Eso era de verdad. Un ánima ha sido, creo, un ánima que
lo ha echado. Ahora, ¿por qué lo echaría un ánima? Eso es otro misterio, pues.
Bueno, eso fue el Capítulo 1, el testimonio de un amigo de quien, al parecer, será algo así como un protagonista. Gracias por leer. Saludos.
» Cap. 0 » Cap. 2.1
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Bueno, eso fue el Capítulo 1, el testimonio de un amigo de quien, al parecer, será algo así como un protagonista. Gracias por leer. Saludos.
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